miércoles, 11 de enero de 2012

Reflexiones desde un inconsciente cada día más consciente


No fue así, se rindió antes de poder descubrir que la vida era engaño. No llego a apreciar la mentira del seductor, que te envuelve en una pompa de algodón y te lanza al aire sin que haya nadie que amortigüe la caída. Volveremos a las armaduras y murallas, al medievo donde todo lo romántico resulta una ficción de rescates de princesas que nunca quisieron ser encontradas. Nos resignaremos a la desconfianza de saber que simplemente ya no hay nada, a parte de juegos superficiales que consiguen penetrar en las pocas almas que se resisten a tomarse la vida como una ruleta rusa. Dispárame, pero acierta con la bala, cansado nos encontramos de tener que ir a cuestas con heridas por la vida, por culpa de aquel que nunca consiguió acertar en la yaga.

Cuesta entender la infelicidad del alma ajena, y aún mas sus terribles consecuencias. La envidia pocas veces fue sana, y provoca que todos en un momento de nuestras vidas pensemos… ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?

¿Por qué la vida de algunos se centra en manipular la de otros?
¿Por qué uno puede llegar a contradecirse tanto que acaba sin ser alguien?
¿Por qué una vida no puede estar para vivirla y siempre hay gente que se empeña en malvivirla? 

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