viernes, 8 de abril de 2011

Tacto, razón y corazón

No me haces un favor si me repites la cuestión que te andaba preguntando, recuerda que fuiste tú el que morías por pensar que en tu vida alguna vez podría dejar de estar. Ahora, no me vengas con excusas de quizás el tiempo hizo de más, que el precipicio no estuvo en empezar, sino en tu forma de acabar. Ya prometí la última vez, que no me iba a condenar a mil horas de oscuridad por no querer aceptar que otra luz se me apagó y es difícil de cambiar. Disfrutaré aunque tenga que buscar mi careta mas real para ocultar lágrimas que ya no quiero volver a soltar. Son mis años de locura, y es que quien quiere un toque de cordura en esta irrealidad. Mi vida se resume en un viaje en el que es difícil pararse, cuando no hay cobijo que me agrade para reposar y descansar.

Siempre estaré aquí para escuchar que aprendiste a quererte un poco más, es la forma en que conciliaré mis sueños enturbiados en la noche, entenderé que eres apto para poder querer y por fin comprender que existe algo más que tu vida y nada más. No puedo guardar rencor a un reflejo de mi ser, se que aflorarás en alguien extraordinario que otros cuerpos recibirán en su tacto, razón y corazón.

domingo, 3 de abril de 2011

Siempre vivo

Pude recordar mi vida en tu lugar,
supe que no hay más, sino consigues olvidar.
Pequé por exigir hacer de un niño un aprendiz,
por sentir tu capacidad de alargar al infinito
todos los momentos en que llegaba a ser feliz.
Omití los gritos que me pedían seguir a mi instinto,
me cegaba tu cariño y el volverme a sentir distinto,
el percibir el amor como cuando solo somos niños.

Inundaré mi alma en un mar de deseos,
pediré que encuentres tu camino
y que seas feliz con cada destino,
porque no puedo guardarte rencor
por no saber distinguir cariño y amor.

Ojalá vuelva a poder encontrarte
y que me cuentes que conseguiste enamorarte.
 Que no haga falta que digamos nada
porque todo lo sintamos con una simple mirada.

No sé si me recordaras como algo positivo,
yo siempre te tendré en mi corazón vivo
olvidando la razón por la que ahora te escribo.