Y es que este tipo de incoherencias para aquellos acostumbrados a ciudades algo más civilizadas provoca en el visitante una cara de asombro, como la que se me quedo a mi cuando vi que el tren que va para mi pueblo para en un andén que no le pertenece. Uno se echa las manos a la cabeza pensando que tiene que esperar media hora más, un napolitano simplemente atraviesa las vias del tren sin llegar a pensar que puede ser arrollado por un tren, ya que pensarán que se frenaran igual que lo hacen los coches por la carretera, y se dispone a coger el tren antes de que se marche. Un servidor, contagiado por el espíritu libre de la ciudad, se une a
Fotografía Diecinueve_Pictures
esa travesía por las vías para alcanzar el tren. Este llega a ser el mayor problema de la ciudad, que los que venimos de fuera no tardamos en acostumbrarnos a saltarnos de pleno cualquier norma social y aprendemos a vivir en una anarquía que más que caótica llega a resultar hasta muy bohemia.
Por lo que si en España me veis cruzando por en medio de una avenida sin mirar, si os digo que vuelvo en 5 minutos y no me veis aparecer más, o me ves montado en una moto junto a otros tres no me lo tengáis muy en cuenta, es que volver a la civilización lleva su tiempo y este suele ser de mayor duración.
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