Te recuerdo como el perfecto disfraz
tan real como la vida, y a la vez, mordaz.
No puedo controlar la conciencia de lo ajeno,
yo prefiero morirme antes solo, que con tu veneno.
Con el alma ya no puedo conciliar nuestros momentos,
por lo que te digo adiós con lo que tengo, lo que puedo.
Han vuelto del inframundo tus recuerdos a este mundo
para hacer ver la realidad, que todos ellos eran estúpidos.
Y ahora quítate esa mascara de mentira y falsedad,
ahora dime de lo que había, que es verdad.
Ya no quiero consolarme con los besos de otro alguien,
solo quiero malgastarme en mi dulce soledad.
Condenemos al infierno por ser tan dulce e ingenuo,
y es que yo ya fui diablo, no me intentes impresionar.
Apaguemos los reproches que condenan a la noche
yo me vuelvo a mi mundo, aquel que acaba de llegar.
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