viernes, 15 de octubre de 2010

Hoy cayó una lágrima...


Hoy cayó una lágrima, pérdida se encuentra sin querer moverse del lagrimal, nadie se atreve a recogerla y decir que todo se solucionará. De tanto esperar, las lágrimas se solidifican no dejando pasar más agua, secando lo más profundo del alma hasta volverse seco, duro y frágil. Dicen que el más valiente es aquel que menos aparenta, el que no llora ante las adversidades y mantiene siempre las formas, ¿Realmente es más valiente ocultarse a uno mismo? Destruir cada trocito que nos hace propio nos vuelve frágiles al ojo ajeno, evadirse de llorar es tan destructivo para nosotros como no sonreír ante lo más bello.

Evitar cada golpe nos produce heridas más profundas, respaldar cada acierto para nunca más cometer fallos no nos hace más humano, ya que el no querer defraudar nos hace no actuar, no respirar cada segundo de una vida, que más larga o corta, es todo lo que tenemos. Detrás de un fallo llega un acierto, detrás de una desilusión un nuevo rumbo al corazón, detrás de un suspiro… un respiro a la vida que nos hace sentir todavía muy vivos.

Hoy cayó una lágrima… ¿Qué piensas hacer?

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