Ya te ofrecí el cielo,
entendí cada rincón oscuro
de tu desconsuelo,
y me quedé mirando el suelo
porque no quisiste caer en mi anzuelo.
Cuide cada detalle,
olvidé esos miedos
que me hacían parar
esta forma de amar,
pero fuiste tú casualmente
quien me tuvo que frenar.
¿Cómo rompo el tiempo
y llego a tu momento?
Ese en el cuál no temas al vivir
y quieras de una vez sentir
todo lo que soy capaz de darte,
¿Qué hago para no querer olvidarte?
No hay comentarios:
Publicar un comentario